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Enclavada en el sur de Europa, España vigila atenta el desarrollo y crecimiento del viejo continente, como un farolillo que cuelga de una gran caseta de feria. Más de 47 millones de personas dan vida a los cerca de medio millón de kilómetros cuadrados de superficie del país, concentrándose sobre todo en los grandes núcleos urbanos que dan sello de identidad a la gran marca ¿España¿. Así es como Madrid, la capital, reúne ya ella sola a 3 millones de habitantes, y si tenemos en cuenta toda su área metropolitana llegaría a más de 6. Barcelona, la segunda ciudad más importante y puerta de entrada del Mediterráneo, tiene una población estimada de 1,6 millones de personas. Valencia, Sevilla, Zaragoza y Bilbao son otros nombres propios que demuestran que España es un crisol de personalidades propias y muy marcadas, pero con un carácter típicamente español compartido por todas.

España también destaca por contar con porciones fuera de su territorio principal, situado en la Península Ibérica. Así es como descubrimos las islas que acaban de dar forma al país, las Baleares y las Canarias; además de las ciudades del norte de África, Ceuta y Melilla.

El turismo es una de las principales fuentes económicas de España. Su situación privilegiada, su clima excepcional en el resto de Europa y un legado histórico y cultural único, la convierten en un destino imperdible para los millones y millones de visitantes que se acercan al país. Sin duda, España cuenta con atractivos turísticos envidiables, como pueden ser sus más de 7.800 kilómetros de costa que, junto a las temperaturas habituales en verano de 20-40 grados y un sol casi permanente, garantizan el disfrute de chapuzones en sus grandes playas.

A ello, debemos sumarle el calor de su gente, traducido en un ambiente fresco y despreocupado en las calles, dónde es fácil encontrar siempre el buen humor y una mano tendida para cualquier necesidad. España es también desde siempre sinónimo de fiesta. No en vano, los municipios de todo el país se convierten en grandes escenarios en los que se representa todo el folklore de la tierra, con las fiestas populares, los santos patrones y demás conmemoraciones. Las más conocidas internacionalmente son quizás las de Pamplona y su San Fermín, pero muchísimas otras se reparten a lo largo y ancho de la península en verano, dando buenas cuentas de la magia de las noches en España.